Claudia Piñeiro, “Las maldiciones” y una nueva forma de hacer política

27/11/2017 - 12:05 am

La escritora argentina es una de las más  leídas en su país de origen y ha ganado el Premio Sor Juana por Las grietas de Jara. Ahora ha venido a Guadalajara para presentar Las maldiciones.

Guadalajara, 27 de noviembre (SinEmbargo).- La escritora argentina Claudia Piñeiro (Burzado, 1960) es una de las más leídas en su país de origen, además, desde que ganó el Premio Sor Juana por Las grietas de Jara, una de las más conocidas internacionalmente y como bien dice “cada vez más ligada a México, un país que comienzo a entender, donde tengo muchos amigos y leo cada vez a autores nacionales”.

Su nueva novela es Las maldiciones, donde un joven (Román Sabaté) se convierte en secretario privado de Fernando Rovira, haciendo gala de lo que el ciudadano común entiende como “nueva política”.

“Alguien puede llegar a la política por muchos motivos. Unos más legítimos, otros menos. También por error, por desidia. O por no saber decir que no”, dice Piñeiro en donde la permanente tensión entre la necesidad de trabajo de un joven de provincia y las ocultas intenciones del político que lo ha elegido como empleado, mueven los hilos de esta novela.

Una novela que la pone otra vez en el candelero. Foto: Especial

Magia, doble discurso o crimen, todo vale. Las maldiciones desnuda la verdad de la llamada “nueva política”, basada en un pragmatismo absoluto que esconde la inescrupulosidad del engaño y la ambición sin límites.

En Guadalajara estuvo para presentar en el marco de la 31 edición de la Feria Internacional del Libro su nueva novela. La entrevistamos donde hablamos de muchas cosas y de paso no tuvo problemas en decir que lee con mucha atención SinEmbargo.

–¿El jefe de Román Sabaté, Fernando Rovira, se parece a los políticos argentinos?

–Se parece mucho a los políticos argentinos, pero también a muchos políticos del mundo. Digamos que de alguna manera Trump por derecha o Macron por izquierda también vienen de un proceso relacionado con el marketing y la publicidad, que se opone un poco a lo que entendemos como ser político.

–También es cierto que hay una construcción del votante bastante parecida. Somos votantes que accionamos en esto que llamas nueva política

–Totalmente. Uno no sabe dónde está el huevo y dónde está la gallina, sin que uno se dé cuenta totalmente. El que vota se conforma con una sola frase, que me diga lo que yo quiero escuchar y lo voto, sin analizar cosas más profundas que están quedando de lado totalmente.

–Esta cuestión profunda que tú mencionas tiene que ver con la cultura, con la literatura, hay menos notas largas, todo es más veloz

–Sí, es el pensamiento crítico que falta y la disponibilidad, esa cosa de voy a pensar esto para ver si tienen razón, en realidad hay una cosa deglutida, como que todos tienen las cosas más fáciles para digerir y que ese proceso anterior lo haga otro y me diga qué es lo que me conviene.

La escritora siempre intenta algo mejor con su nueva novela. Foto: SinEmbargo

–¿Las maldiciones tiene una voz de esperanza?

–Tiene la mayor esperanza que puedo darle a una historia así. Creo que sí la tiene, el final tiene una cuota de esperanza no infantil, sino a lo mejor dentro de unas generaciones, si armamos generaciones que tengan pensamiento crítico, tal vez pueda cambiar. Pero no mañana, los ciclos históricos no son tan rápidos. El mismo año que ganó Donald Trump en los Estados Unidos, perdieron los acuerdos de paz en Colombia y ganó el brexit en Inglaterra y eran todas elecciones que a lo mejor en el mundo donde uno se mueve, pensábamos que iban a salir al revés.  ¿Qué pasa con el mundo, es como nosotros creemos que es o está pasando por un proceso político que marca un ciclo histórico?

–Desde Las viudas de los jueves hasta Una suerte pequeña, ¿cuánto has cambiado?

–Yo siempre trato de hacer las cosas un poco mejor, a veces sale, a veces no sale. Sí, sin duda uno tiene mayores búsquedas y para eso te ayudan los maestros, las lecturas, la vida. En cada novela trato de avanzar en algo que me quedó más rengo en la anterior. En esta, en Las maldiciones, exploré mucho a los personajes secundarios, que en otras novelas me parece que había personajes secundarios que eran nombrados pero nada más, la trama principal me arrasaba y esos personajes quedaban como ilusión. En esta novela le quise dar un momento como de gloria, Adolfo, la madre de Rovira, esos personajes van apareciendo y te muestran un poco como son. Tienen la oportunidad de construir una voz coral, donde se construye la historia, que es casi una road movie, te van contando el pasado y por qué se llega a este momento en que el personaje principal escapa. Cada uno lo cuenta desde su punto de vista y hay desajustes. El lector lo lee y se da cuenta que las cosas no son así y eso tiene que ver con los personajes, con la vida, uno no recuerda lo mismo que recuerda otro. Las piezas que se van tomando de distintos personajes no encajan como en una rompecabezas, se sobreponen, se manchan, más al estilo de cómo es un caleidoscopio.

–¿También puede pasar que alguno de esos personajes secundarios de provoque otra historia?

–Puede ser, yo soy muy de que lo próximo quiero que sea distinto, porque me aburro, nunca hice una novela parecida a la anterior, me cuesta decir eso. Lo he pensado, lo he pensado con respecto a Betibú y Guillermo Martínez, un gran escritor y muy buen amigo, fue a dar unos cursos a los Estados Unidos y una de las novelas que llevó fue Tuya, una de mis primeras novelas y siempre me dice, este personaje tiene que aparecer. Cada tanto me viene la idea de reaparecer algún personaje y en Las maldiciones hay muchos.

–¿Te cambió en algo el Premio Sor Juana Inés de la Cruz?

–Me sirvió mucho para darme a conocer fuera de Argentina. Es un premio muy prestigioso, es una gran oportunidad y también me cambió en mi relación con México. Vengo muy seguido, cada vez entiendo más a este país, tengo amigos argentinos, es un país que me encanta, hay cosas que te da el premio que son cosas más allá de lo literario.

–¿Qué cosas han cambiado en el país, en el mundo, desde La viuda de los jueves? Pregunto esto porque Paul Auster decía que en 50 años el mundo sigue teniendo los mismos problemas, parece ser que estamos otra vez como adictos al fascismo…

–Lo que me pasa en torno a lo que dices de Paul Auster, sobre todo en Argentina, que hay cosas con que nos parecía que habíamos llegado a un consenso. Con respecto al nazismo, al fascismo, a la Dictadura Militar, con sus crímenes, habíamos llegado a un consenso. Pero no es así. Un día aparece uno y dice una cosa y la gente ya no se asusta tanto, pero ¿cómo, no habíamos llegado a un consenso en el que nunca más iba a pasar? Me parece que eso que dice Paul Auster es muy interesante en ese sentido. Nos tiene que seguir asustando, si no hay una alerta enseguida cuando aparecen esas manifestaciones, avanzan. Hay un cuento de Franz Kafka que se llama “En la penitenciaría”, donde llega un momento en que a una máquina de tortura muy tremenda la desarman y el tipo que la ejecutaba se muere. En el bar de oficiales hay una lápida con el nombre del tipo y hay uno que dice: -Este era nuestro líder, ahora llegan tiempos en que no podemos ni nombrarlo, pero ya llegarán otros tiempos en que podremos reivindicarlo. Y eso es lo que pasa en el mundo y en mi país. Las sociedades crecen, hacen un acuerdo y van para mejor, pero cuando pasan estas cosas te asustas mucho.

–Sé que has leído El salvaje, escrito por un hombre que también hace cine ¿Te gustó?

–Me gustó mucho y creo que es una novela con una potencia tremenda, yo ya lo conocía a él por sus películas, su literatura le permite ser mucho más expansivo. Las películas son muy concentradas y acá lo ve a Guillermo Arriaga en su expansión. Uno lo ve muy auténtico y con una fuerza narrativa de muchísima potencia.

–¿Las maldiciones irá al cine?

–Con las películas tienes algunos ofrecimientos, que no se han cerrado, a lo mejor sí o a lo mejor no. Ahora se estrena Las grietas de Jara, todos empiezan con algo que les interesa, comienzan a evaluarlo, no lo sé.

–¿No escribes pensando en el cine?

–No, es una pregunta que me llama la atención. Escribo por escribir, ni siquiera pensaba que La viuda de los jueves iba a salir publicada. Evidentemente tengo una forma de contar las historias, donde viene otro, se mete y la hace suya.

–Decía Pierre Lemaitre, que publicó su libro a los 55 años, que por qué le preguntaba por la edad, si lo veía viejo. Paul Auster decía que estamos cambiando como seres humanos, ¿qué piensas tú?

–Me interesa mucho un ensayo que hizo Edward Said, que se llama “El estilo tardío”, donde él estudia a un montón de músicos y escritores y dicen que se dividen entre los que a partir de determinada edad empiezan a trabajar para la obra completa, la totalidad, dejar el legado, el monolito, ir preparando su propia autobiografía, su mito y los que en cada momento siguen luchando por hacer en cada momento algo diferente, aunque a veces fracasen. Me gusta estar entre los segundos, seguir intentando y no tenerle miedo a fracasar.

Mónica Maristain
Es editora, periodista y escritora. Nació en Argentina y desde el 2000 reside en México. Ha escrito para distintos medios nacionales e internacionales, entre ellos la revista Playboy, de la que fue editora en jefe para Latinoamérica. Actualmente es editora de Cultura y Espectáculos en SinEmbargo.mx. Tiene 12 libros publicados.
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